El plazo o tiempo es una variable importante a considerar, ya que determina el periodo durante el cual el inversionista se desprende de su dinero y, en principio, no podrá disponer de él, a cambio de una rentabilidad o beneficio esperado.
En general, los Mercados de Valores ofrecen opciones de inversión de corto y largo plazo.
Corto Plazo: se trata de inversiones cuyo vencimiento es inferior o igual a un año.
Largo Plazo: como su nombre lo indica, son inversiones con vencimientos mayores a un año. Estas inversiones tiene la particularidad de que el inversionista debe esperar un plazo mayor para recuperar el principal más los intereses o rendimientos.
La renta generada por una inversión, entendida como los intereses (en los títulos de deuda), rendimientos o beneficios (en los fondos de inversión) y dividendos (en el caso de las acciones), puede clasificarse en:
Renta fija: cuando se conoce una tasa fija de interés pactada desde el inicio de la inversión, que no depende de los resultados financieros del emisor ni de las condiciones del mercado.
En el caso específico de los títulos de deuda, éstos representan préstamos que las entidades emisoras reciben de los inversionistas, lo que les confiere el derecho a percibir los intereses pactados y la devolución -en una fecha dada- de la totalidad o parte del capital invertido (lo cual debe quedar establecido dentro de las condiciones de la emisión).
Renta variable: está ligada a las ganancias, utilidades o rendimientos que obtenga la empresa (para las acciones) o el fondo de inversión en que usted invirtió, o bien por las condiciones de oferta y demanda existentes en el mercado.
Dadas esas características, no se conoce de antemano la rentabilidad que se obtendrá en una inversión de este tipo (salvo las acciones preferentes con rendimiento definido, en cuyo caso lo que no se conoce con anticipación es si se pagarán o no dividendos). Sin embargo, es probable que el rendimiento de este tipo de valor sea mayor al rendimiento que se obtendría en una inversión de renta fija, como compensación al riesgo que usted asume al aceptar la variabilidad de la renta.
Toda decisión humana tiene asociado un cierto grado de riesgo, por lo que es común que de previo a ésta, se haga un análisis que permita al interesado valorar la mayor cantidad posible de factores asociados.
Las decisiones financieras, tales como comprar una casa, un auto, un terreno, tienen asociados distintos niveles de riesgo.
Por su parte, las decisiones de inversión no están exentas de riesgo, todas tienen algún grado de riesgo. No obstante, una regla básica de finanzas indica que ante la posibilidad de mayores ganancias se asumirá un mayor grado de riesgo.
El nivel de riesgo de los productos financieros depende de distintos factores. En general, tiene que ver con la capacidad del emisor de hacer frente a sus obligaciones, con la posibilidad de variación de tasas de interés, existen riesgos legales y de variación en la situación económica del emisor, entre otros.
En el caso de las emisiones privadas, el riesgo asociado a éstas va estrechamente ligado con la capacidad de pago del emisor, producto de su desenvolvimiento como empresa y dentro de su sector de producción o servicio. Sin embargo, tal como antes se indicó, existen otros tipos de riesgos que deben valorarse.Por otra parte, los fondos de inversión tienen sus riesgos específicos que se relacionan en forma directa con la gestión de la cartera por parte de los administradores y con las políticas de inversión definidas para cada fondo en el prospecto de éste.
Dado que toda inversión tiene algún grado de riesgo, cabe resaltar que el inversionista deberá analizar los riesgos específicos de cada opción, antes de tomar cualquier decisión. En definitiva, lo más importante es que el inversionista sea capaz de identificar cada uno de los riesgos asociados a la inversión que realiza y que tenga conciencia de que está en disposición de asumirlos.